El equipo de Matías Lequi cayó 2-1 con Boca Juniors en La Bombonera. El Canalla salió desconcentrado y a los 15 minutos perdía 2-0 por dos yerros colectivos. Mejoró y arrinconó al Xeneize pero no pudo empatarlo. Jorge Baliño y el VAR no le dieron un claro penal en la última jugada.
Jugar contra Boca Juniors o River Plate demanda atención y concentración absolutas durante los noventa minutos de juego. La intensidad con la cual se disputan esta clase de encuentros debe ser permanente y sin pausas o como se dice ahora en la Fórmula 1 darlo todo. Y este Central de Matías Lequi no lo dio todo ya que regaló los primeros veinticinco minutos del partido donde el Xeneize se puso 2-0 casi sin proponérselo.
Este Boca de Diego Martínez está a años luz de parecerse a los planteles dirigidos por Carlos Bianchi, hoy en día es un equipo recontra ganable por más que el partido se jugué en La Bombonera. Claro que para poder hacerlo no se pueden cometer los yerros que cometió un Canalla totalmente dormido en esos primeros instantes del match. El Xeneize se parecía al Barcelona de Pep en el comienzo…
La manera en que se desarmó la barrera en el gol de Cristian Lema es casi infantil y deja sin reacción a Fatu Broun que en este segundo semestre sufre caída en su rendimiento notoria. El regalo de Emanuel Coronel en el segundo gol es casi un error conceptual ya que el equipo tenía un corner a favor y en lugar de hacer un movimiento de distracción y tirar el centro al área (allí esperaban Giménez y Barbieri) hacen correr la pelota hasta que la perdieron y nace la contra que termina en el segundo gol de Boca por medio de Brian Aguirre.
No se le puede ganar a los equipos más poderosos jugando desconcentrado tal como le pasó a Central. Parte de esa supremacía inicial del Xeneize se debió a que el Canalla no supo tapar a los laterales volantes boquenses. El equipo mejoró cuando Franco Ibarra comenzó a cubrir mejor los espacios acompañado por Mauricio Martínez (mal con la pelota, bien en lo táctico) y con Campaz ubicado a las espaldas de Advíncula y jugando con cierta libertad ya que Medina y Pol Fernández no lo cubrían y Anselmino quedaba lejos del colombiano.
La posición que ocupa Jonatan Gómez en este 4-2-3-1 es inentendible ya que no tiene la velocidad necesaria para jugar de extremo (rendiría mucho más jugando por el medio o formando parte del doble cinco) pero es un player que tiene formar parte del equipo titular. Una alternativa es que Matías Lequi haga un enroque entre él e Ignacio Malcorra y que Nacho juegue como extremo. Será un tema a revisar por parte del entrenador en estos casi quince días sin partidos oficiales.
Enzo Copetti jugó su mejor partido en ofensiva desde que llegó al Canalla más allá de no haber estado certero en la definición y del error que cometió en el gol de Lema al abrirse de la barrera y dejar el hueco para que pase la pelota. Tuvo movilidad, se fajó con los defensores y exigió a Chiquito Romero con quien tuvo un par de discusiones subidas de tono (la vehemencia que mostró el arquero de Boca la debería haber mostrado en el 2014 cuando dio vuelta la cara en el gol de Götze).
Tema aparte es el de los centrales ya que ante las ausencias de Facundo Mallo y Carlos Quintana por lesión debieron jugar el pibe Juan Giménez (fue citado por la selección sub 20 y se encuentra en Paraguay para disputar dos amistosos ante los guaraníes) y Miguel Barbieri. El rubio defensor jugó un partido espantoso y en algún momento le contagió sus inseguridades a su compañero de zaga pero Juan pudo rehacerse y redondear un correcto partido. Lo del Vikingo fue para que directamente tenga que entrenar el doble que sus compañeros como castigo…
La Acadé desperdició varias situaciones de gol siendo muy interesante el 4-4-2 que armó Lequi para los últimos minutos del encuentro con Marco Ruben y Enzo Copetti mientras que Campaz por izquierda y Augusto Solari por derecha actuaron como carrileros. El segundo tiempo del Bicho fue de las mejores producciones que tuvo en el año. Cuando Jaminton marcó el descuento comenzaba un minipartido de cinco minutos…
A esa altura Central ya merecía el empate en un encuentro que se le hizo cuesta arriba desde los quince minutos del primer tiempo cuando perdía por 2-0. Primero se rehízo y luego arrinconó al Xeneize pero no pudo empatarlo aunque en la última jugada hubo un clarísimo penal de Advíncula a Copetti que el árbitro Jorge Baliño y el VAR ignoraron olímpicamente. Total, ¿quién se anima a cobrar un penal en contra de Boca en La Bombonera en la última jugada? Como se lo extraña al Sheriff Castrilli…
Central jugó de menor a mayor y en ofensiva fue su mejor encuentro en mucho tiempo pese a la mala puntería de los encargados de la definición. El problema, esta vez, se presentó desde el medio hacia atrás y quedó demostrado que la seguridad que brindan tanto Mallo como Quintana es casi irremplazable. Le vendrán muy bien estos casi quince días de entrenamientos con Lequi para que pueda transmitirle su idea de juego, el Canalla lo necesita de manera urgente.
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Fotos: gentileza Prensa Rosario Central
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