Se cumplen diez años de uno de los mayores despojos que se recuerde en nuestro fútbol. El rol de Diego Ceballos y Marcelo Aumente. No fue un compendio de errores sino algo premeditado.
Escribir sobre este tema es una herida lacerante para mí ya que lo que iba vivir como hincha (una auténtica fiesta) se transformó en una pesadilla que marcó para siempre a este escriba en particular y al pueblo Canalla en general.
Hace exactamente una década atrás se perpetró el histórico robo que sufrió Rosario Central en la final de la Copa Argentina a manos de Boca Juniors en el estadio Mario Alberto Kempes de la ciudad de Córdoba. Duele. Y mucho.
Una cosa es perder un partido dentro de la cancha (eso figura intrínsecamente en las reglas de juego) ante un rival superior en el desarrollo del encuentro y otra muy distinta es ver como punguean en vivo y en directo al club de tus amores.
Partamos de una base: Central no podía ser el campeón de la Copa Argentina 2015 por diferentes circunstancias tal como también le pasó en el 2016 frente a River Plate en la misma instancia y por el mismo torneo.
Claro que Patricio Losteau en ese encuentro frente al Millo fue más sutil que Diego Ceballos, pero igual de efectivo. La historia de ese robo quedará para otra oportunidad…
Las sospechas comenzaron a recaer desde el mismo momento en que el delincuente de Marcelo Aumente levantó la bandera para marcar un offside inexistente de Marcelo Larrondo cuando Marco Ruben abría el marcador con un soberbio cabezazo. Primer choreo de la noche, a partir de allí todos sabían que el camino iba a ser cuesta arriba.
Nadie imaginó lo que vino después: un penal que no fue a favor de Boca ya que la falta sobre Gino Peruzzi había sido dos metros afuera del área y el insólito gol de Chávez ya que el jugador Xeneize estaba por lo menos un metro adelantado sobre la línea de la pelota.
Lo que sobrevino allí fue una escena dantesca llena de caos, violencia (como si lo que hicieron estos dos delincuentes de Ceballos y Aumente no fuese violencia), protestas airadas por parte de los jugadores de Central y de su técnico y un gran descontrol en general. La Acadé no podía ni debía ser campeón.
Una cosa es que un equipo gane dentro de la cancha porque jugó mejor y otra muy distinta es que un árbitro y un juez de línea perjudiquen de manera deliberada a un club tal como sucedió ese 4 de noviembre de 2015 en Córdoba.
¿Por qué actuaron de ese modo Ceballos y Aumente? Es evidente de que no buscaron favorecer a Boca Juniors sólo porque son buenos tipos, a buen entendedor…
El resto de los clubes se mostraron indignados durante un par días y luego se callaron convenientemente la boca. Fueron vergonzosas las declaraciones de Carlos Tévez una vez terminado el partido. Una cosa es el Apache coucheado para hablar y otra muy distinta declarando en caliente…
«Ganamos porque les dimos una clase de experiencia»
Carlos Tévez a TyC Sports apenas terminado el encuentro
El periodismo Bover, ese mismo que hoy en día señala con un dedo a Central, archivó rápidamente todo para que Boca Juniors no quede manchado y que todo parezca que fueron decisiones arbitrales equivocadas en lugar de un robo a mano armada.
Por suerte para los hinchas de la Acadé ya pasaron diez años y Rosario Central creció de manera exponencial y se convirtió en uno de los clubes más importantes de la Argentina sumando otros dos títulos en sus vitrinas pero esta herida nunca dejará de doler. Lo mejor es mirar el futuro con optimismo, pero sin olvidar como lo perjudicaron.

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Nunca vi algo así en mí vida. No tendrían que quedar impunes .Tiene que haber condena social y recordarlo siempre cada vez que nos avisan que somos favorecidos . Son unas lacras
De eso me encargo cada vez que puedo Pablo. Callarse es avalar este robo.