Para ser grande hay que ser protagonista siempre

Rosario Central tiene un karma cada vez que debe jugar en el Monumental y en La Bombonera. No importa como venga, el equipo se achica y sólo piensa en defenderse. Una deuda histórica.

Esto no es algo nuevo sino que viene sucediendo desde que el Canalla comenzó a participar en torneos de AFA en 1939. La cantidad de victorias conseguidas en las canchas de Boca Juniors y River es bajísima, apenas se pueden contabilizar nueve triunfos tanto en territorio Xeneize como en el gallinero, una cifra por demás elocuente y significativa sobre cuanto sufre Central jugar contra los dos clubes más poderosos de la Argentina en condición de visitante.

La mayoría de esos triunfos se comenzaron a dar desde la década del 70 en adelante cuando la Acadé pudo armar equipos competitivos para pelearles a Boca Juniors, River Plate, Independiente, San Lorenzo, Huracán y Estudiantes de La Plata. De 1970 a 1975 el Canalla consiguió dos títulos y un subcampeonato además de haber participado en la Copa Libertadores en 1971, 72, 74 y 75.

En aquellos años se le perdió el respeto futbolístico a todos los clubes y la Acadé comenzó a ser vista de otra manera pero el sueño del tercer campeonato se retrasó hasta 1980 debido al cimbronazo que produjo la venta de Mario Alberto Kempes al Valencia en 1976. Así y todo les ganó en 1974 el triangular a San Lorenzo y a Newell’s Old Boys que definió los dos equipos que representarían a la Argentina en la Copa Libertadores. No cuenta como un título oficial pero da una dimensión de como era Central en ese momento.

Esta saludable costumbre de jugarles de igual a los grandes de nuestro fútbol la retomó don Ángel Tulio Zof en 1979 con resultados dispares ya que recién logró ganarles como visitante a River y a Boca en el Metropolitano 1982. El Viejo siempre paró equipos ofensivos en estas dos canchas aunque sólo pudo sumar tres triunfos en Núñez y dos en La Boca ante estos rivales.

Ambas victorias son muy recordadas por el hincha de Central ya que le ganó 3-0 al Millo en el Campeonato 1987/88 (¡Adelqui Cornaglia hizo un gol!) y 2-1 al Xeneize en el Apertura 90. Después de eso tuvieron que pasar diez años para ganar en el Monumental (1997 con Miguel Ángel Russo como técnico) y nada menos que veinte temporadas para traerse los tres puntos desde La Bombonera (2-1 en el Torneo Clausura 2010).

No alcanza solamente con que los técnicos y los jugadores declamen lo grande que es Central, tienen que demostrarlo adentro de cualquier cancha. El fútbol bien jugado y vistoso es parte de la idiosincrasia del Canalla por más que los últimos títulos hayan llegado de la mano de Miguelo y del Patón, dos entrenadores con un perfil mucho más conservador que el del Viejo (Zof siempre es la referencia para todo).

Se exige un planteo de juego que respete la historia de la Acadé, esa escuela de la cual hicieron gala Harry Hayes, el Nene Fernández, el Gitano Juárez, el Flaco Menotti y don Ángel. Por esa razón Pedro Marchetta cuajó rápidamente en el mundo auriazul. ¿Ganar el campeonato de la B jugando un fútbol lírico y vistoso? Los Pitufos lo hicieron posible en 1985.

Zof consiguió tres títulos dirigiendo a Rosario Central por no traicionar sus principios y desplegar un fútbol de alto vuelo. El Canalla tendría una Libertadores en sus vitrinas si el escribano Vesco no hubiese malvendido al Tordo Palma en 1987. Hasta Tokio (sede de la Copa Intercontinental en aquel entonces) no paraba ese equipo y el Porto lo habría pasado muy mal.

No se piden cosas imposibles sino que los técnicos que vienen de afuera respeten la historia y la idiosincrasia del Canalla. Es preferible morir con las botas puestas y no dejando una imagen humillante tal como sucedió en La Bombonera. El partido frente a River dirá si este Central trata de reconciliarse con su historia o si por el contrario dejará otra vez una imagen paupérrima ante un grande.

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Fotos: gentileza Prensa Rosario Central