
Rosario Central tendrá que ser inteligente para superar los sistemas tácticos amarretes de sus rivales cuando vengan al Gigante de Arroyito. La única excepción será River Plate. De visitante tendrá más espacios.
El nivel de juego mostrado por la Acadé en los últimos diez partidos muestra un estancamiento generalizado aunque donde más se nota es en la creación de juego y en la ofensiva. En defensa aún se muestra fuerte pero ya se notan algunas fisuras en el andamiaje defensivo que tendrán que ser reparadas a la brevedad antes de que sea tarde.
El propósito de esta nota va más allá de lo que Rosario Central pueda hacer en los siete partidos que le quedan por jugar en su casa y se centrará en lo que se vio en el Gigante y la postura que adoptarán sus oponentes. El estadio auriazul es uno de las canchas más emblemáticas de nuestro país y debido a ello es que los equipos que lo visitan toman algunos recaudos extras.
A ello hay que sumarle el buen equipo que armó Ariel Holan por un lado y la llegada de Ángel Di María por el otro con lo cual el resultado es uno solo: meterse todos atrás formando dos líneas de cuatro bien compactas y sin espacios entre sí para entorpecer los movimientos de los Fideo’s boys. Claro que los árbitros también hacen la vista gorda ante los intentos de caza indiscriminada (ya ni siquiera se puede afirmar que es marcación fuerte porque que roza lo delictivo) que sufre Angelito dentro del campo de juego.
Deportivo Riestra, Newell’s Old Boys, Boca Juniors, Talleres de Córdoba, River Plate, Platense y San Lorenzo deberán venir a Génova y Cordiviola en los próximos meses y las predicciones sobre el trámite de estos partidos no son alentadoras para El Profesor y sus dirigidos. Viendo el momento futbolístico que atraviesan cada uno de ellos se puede afirmar que sólo River Plate, debido a su postura histórica de atacar en todas las canchas, le propondrá un partido abierto y con mayores espacios a la Acadé. El resto solamente se colgará del travesaño para intentar llevarse un punto.
Cristian Fabbiani no come vidrio y sabe muy bien que salir a proponerle un partido con un ritmo frenético a Central puede ser perjudicial para sus intereses, léase seguir siendo el técnico de la Lepra. No es que por dirigir a Newell’s Old Boys se volvió un entrenador ofensivo ya que sus equipos siempre jugaron tratando de cuidar el cero en su arco y de explotar los errores ajenos para sacar diferencias. Ver a su Deportivo Riestra era un dolor de ojos y con este Newell’s sigue los mismos pasos.
El Ogro tiene sumamente claro que su figura es la última esperanza de los hinchas rojinegros para conseguir un buen resultado. En criollo, no perder de manera humillante. Fabbiani tratará de evitar una nueva derrota porque la misma traería consecuencias aún peores para el club del Parque Independencia y el clásico se rompería aún más. Es tal la diferencia que hay en el clásico (aquí están las causas de la misma) que Newell’s no sentirá vergüenza por hacer tiempo, tirar la pelota lejos, ensuciar el trámite y por tirarle con de todo a Fideo…
Central tendrá más posibilidades de sentirse cómodo jugando como visitante ya que sus rivales tendrán la obligación moral, debido a la localía, de salir a buscar el partido. Atlético Tucumán, Sarmiento, Gimnasia y Esgrima La Plata, Vélez Sarsfield, Instituto e Independiente le propondrán otro tipo de encuentro al Canalla aunque la única duda pasa por la postura que tome el Verde de Junín debido a la necesidad imperiosa de sumar puntos para escapar le al descenso.
Esta situación obligará a que Ariel Holan deba buscar las alternativas necesarias para contrarrestar las acciones de sus contrincantes en el Gigante de Arroyito. Central deberá encontrarle una solución a este tipo de planteos ya que viendo quienes serán sus rivales las posibilidades de disputar partidos de trámite abierto serán mínimas.

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