En Dupla Central tuvimos la visita del Prócer donde charlamos durante una hora sobre fútbol y algo más. Esto no queda aquí ya que el martes 10 de septiembre estará nuevamente con nosotros sin horario de finalización.
Aldo Pedro Poy es sin dudas unos de los grandes ídolos de Rosario Central y una persona cargada de vivencias, anécdotas y recuerdos. Recibir su visita fue como abrir un libro sobre fútbol ya que su memoria es prodigiosa. Poy vivió una etapa gloriosa de Rosario Central en la cual el Canalla obtuvo dos campeonatos y tres subcampeonatos.
El Prócer se enfrentó a grandes jugadores de su época (y de la historia del fútbol argentino como Amadeo Carrizo, a quien le hizo un gol en la cancha de River) y tuvo enormes técnicos como Miguel Ignomiriello, Ángel Tulio Zof, Carlos Timoteo Griguol y Ángel Labruna entre otros. Aldo solamente jugó en Rosario Central y rechazó a su debido momento, ofertas de Los Andes, el Celta de Vigo y el PSG de Francia.
Dupla Central es el proyecto en común que tengo con Nano Sanguinetti (editor de Mundo Central) en You Tube. Es un programa que sale al aire dos veces por semana (martes y jueves a las 20 horas en el canal de Mundo Central) y en el cual nos propusimos objetivos cortos y de fácil cumplimiento para ambos. Justamente una de esas metas era poder entrevistar a grandes glorias centralistas y nos empeñamos en que el primer invitado fuera Poy.
En esta ocasión tuvimos la inestimable ayuda de Carlos Durhand, reconocido periodista de nuestra ciudad y un gran estadígrafo a nivel nacional. No escribo más, disfrutá la nota que tendrá una segunda parte el próximo martes.
Palabra de Prócer
El equipo no está del todo bien pero el fútbol argentino no está del todo bien. El campeonato argentino es muy parejo. Hay que luchar y trabajar con profesionalismo. Los equipos más grandes sacarán diferencias sobre el resto. Central es uno de los grandes pero me refiero a los clubes de mayor poderío económico como River. La parte táctica es fundamental para cualquier equipo.
Miguel Ignomiriello forma parte de la historia grande de Central ya que él profesionalizó al fútbol al igual que Adolfo Boerio, quien comienza a traer jugadores de calidad. Antes de eso Central era un equipo amateur ya que entrenábamos dos veces por semana. Ignomiriello hizo reformar los viejos vestuarios de Cordiviola ya que tenían un baño en el medio. Otro cambio fue usar ropa de calidad y también comenzamos a concentrar, de ahí para adelante Central comenzó a ganar.
La vida me cambió antes que la palomita aunque fue muy importante para mi carrera. Era la primera vez que Central y Newell’s llegaban a una instancia así. Sabíamos que quien ganara ese partido era el campeón. Labruna tenía una gran humildad y sabía llegarle a los jugadores. Era muy vivo para armar el equipo. Yo tengo grandes recuerdos de él. Nosotros le decíamos el Viejo y tenía cuarenta y pico de años.
Debuté como wing derecho, un puesto que no era el mío y que me sentía incómodo. Era muy joven ya que en esa época se debutada siendo más grande. Le hice un gol a Amadeo Carrizo donde hice una pared con Carlos Bula, Amadeo salió y me tapo el arco, la tribuna, todo, pero pude definir.
Fui discutido porque la gente quería ver a las grandes figuras y yo tenía que aprender cosas. Griguol decía que un jugador se asienta en primera cuando juega cien partidos. Es muy difícil jugar en Central, la presión de la gente se siente. Nahuel Molina era resistido aquí y sin embargo triunfa en la selección. Cuando me insultaban yo pensaba que ya me iban a aplaudir, no me afectaban los insultos.
La final del 70 con Boca fue un choreo total, jugamos con gente adentro de la cancha. Empatábamos 1-1 y fuimos a suplementario. Ibamos ganando, pero Rojitas empató y la gente empezo a entrar a la cancha, no la rodeaban sino que estaban adentro. Bóveda tuvo que pasar entre medio de ellos para tirar un corner mientras lo escupían y le pegaban patadas. Deberíamos habernos retirado. Zof era espectacular armando equipos.
Zof me quería llevar a Los Andes y fueron a buscarme a mi casa con el presidente. Le dije a mi mamá que les diga que no estaba y me fui a caminar por el parque Alem y de ahí a la costa donde están actualmente las piletas. Allí me encontré con un pescador amigo de mi papá y me fui con él a la isla y volví al otro día. Nos fuimos a Buenos Aires para jugar y me encuentro en el hotel al presidente y a Zof que habían estado el día anterior en mi casa. Le pedí obscenidades de dinero y me dijo que sí a todo y se me terminaron los argumentos. Le dije que quería el 50 % de la plata por adelantado y me dijo que no. Se acerca Vesco y me preguntó si quería irme y le dije que no. También pude irme al Celta de Vigo y al PSG.
Me casé en la iglesia de Poy, la Iglesia del Perpetuo Socorro en la avenida Alberdi. Estaba lleno de gente y el auto del amigo que me llevó quedó todo abollado y tuvo que llevarlo al chapista para arreglarlo. La gente se robaba los dedos de los santos, partes de los bancos y el Tula se subió arriba de un confesionario para tocar el bombo. El cura me dijo: “te caso rápido porque me están destruyendo la iglesia”. Después tuve que salir por otra puerta.
Prefiero ganar los clásicos antes que la Copa Libertadores. Ahora soy el abuelo de Newell’s Old Boys. El mejor equipo en el cual jugué fue el del 74. En ese año con Griguol jugamos veintitrés partidos de local y ganamos veinte y empatamos tres. Kempes fue uno de los cinco jugadores más importantes del fútbol argentino. Lo conocí en la selección fantasma del 73 y pesaba diez kilos más. Le dije a Rodenas que lo compre y lo tuve un mes en casa haciendo dieta, comiendo bife y ensalada. Estuvimos tirados en Bolivia, teníamos que jugar partidos amistosos para subsistir.
La selección del 74 era un equipazo. Estaban Wolff, Carnevali, Fillol, Yazalde, Santoro, el Ratón Ayala. Contra Holanda parecíamos amateurs. Hubo mucha desorganización ya que no se respetaban los horarios de entrenamientos entre otras cosas. Habíamos perdido 4-1 en Amsterdam en un amistoso y en el mundial nos ganaron 4-0. Era increíble la facilidad con la cual cambiaban los puestos los holandeses.
Contra Universitario no tuve nada de taquicardia o cosas parecidas. Tuve un choque con un defensor de ellos que me cabeceó en la cabeza y me dejó un hueco. Cuando me estaban llevando al vestuario alguien se dio cuenta que se me estaba dando vuelta la lengua y me salvó. No tuve ningún infarto ni nada de eso, sólo fue un golpe.
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