
Rosario Central superó de manera incuestionable a River por 2-1 con goles de Ibarra y Malcorra, quienes tuvieron una gran actuación. El primer tiempo fue parejo, pero en el segundo la Acadé fue demasiado para este Millo light. Descomunal partido de Ángel Di María.
No era un partido más debido a que Central tenía que mandar un mensaje contundente tanto hacia dentro como afuera. River es un rival históricamente complicado para la Acadé ya que siempre debe ofrecer un plus para quedarse con la victoria. Como condimento extra, aquí estaba en juego la posibilidad de quedar puntero en la tabla anual para clasificar directamente a la fase de grupos de la Copa Libertadores.
Durante la semana se habló mucho desde los medios y se pensó poco: que los árbitros vienen a ayudar a Central, que entra Navarro en lugar de Copetti para cambiar el esquema, que Fideo siempre tiene una ayudita extra y un largo etcétera. Ariel Holan les contestó en la cancha a todos estos habladores profesionales con un partido impecable desde lo táctico contra el mejor plantel del fútbol argentino.
No fue fácil el primer tiempo para Central ya que no podía doblegar a un River que un juego más simple y con la jerarquía de Juanfer y de Borja insinuaba más peligro. Mallo jugó un pésimo primer tiempo debido a la falta de ritmo que padece contagiando sus inseguridades a Komar y a Fatu qué le regaló el primer palo al Colibrí para abrir el marcador.
El equipo de Ariel Holan no se desesperó, siguió en la suya y de poco se fue equilibrando. Para ello fueron fundamentales las actuaciones de Franco Ibarra en la contención y de Nacho Malcorra a su lado. A los 38 años el número 10 aceptó el desafío que le propuso Ariel Holan de retrasarse en la cancha para arrancar desde atrás con otro panorama.
El empate llegó por medio de un jugador inesperado, Franco Ibarra. El número 5 aprovechó el error garrafal de Franco Armani (despejó con los puños hacia el medio en lugar de hacerlo hacia un costado) cuyo despeje no pudo controlar un defensor riverplatense y Cachete le metió un bombazo al palo izquierdo para inflar la red. 1-1 y empezaba otro partido.
Angelito siguió haciendo de las suyas, pero ahora con más intensidad. Sacó a pasear a medio River cuya única manera de pararlo fue con violencia. Y allí estuvo dormidísimo Portillo ya que hizo todo lo que no debía hacer. Primero agarró del cuello a Fideo tras una fuerte falta, pero Falcon Pérez en lugar de echarlo, decidió que tenía que seguir jugando. No contento con el fallo del árbitro, el ex Talleres le metió un patadón tres minutos más tarde que casi hace volar a Di María a la popular de Génova, no dejándole más opción al juez que rajarlo.
A partir de allí Central pudo soltarse, se sintió más seguro y comenzó a atacar a River con más insistencia. El segundo tiempo fue todo de la Acadé debiendo marcado dos o tres goles más además del golazo que hizo el Lord luego de agarrar la pelota en la medialuna tras una acción deficiente de Gonzalo Montiel al rechazar la bocha hacia el medio y no hacía un costado. Parece que River tiene un plantel de gran jerarquía al se les olvida enseñarle algunas cosas básicas…
La única razón por la cual el equipo de Ariel Holan no le propinó una goleada inolvidable fue porque Alejo Véliz no tenía calibrada la mira, de lo contrario los dirigidos por Marcelo Gallardo hubiesen pasado vergüenza. Central debe mejorar el porcentaje de definición ya que llega mucho, pero convierte muy poco. Es algo para corregir de cara a los play-offs.
Central se recibió de candidato con este triunfo, aunque lo más importante es que el equipo viene levantando su juego con un Di María en llamas. Angelito es el mejor jugador del fútbol argentino por escándalo y se entiende cada vez mejor con sus compañeros. Cuando todos creían que vino a retirarse, el tipo les está demostrando que vino a ser feliz y a ser campeón. Lo bueno es que todo el plantel comparte la idea y la defiende en la cancha. Que pase el que sigue.

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