El plantel de Rosario Central no descansó y ya está trabajando en arroyo Seco para el partido frente a los cordobeses en el Gigante de Arroyito. Russo analiza realizar tres cambios como mínimo. El equipo debe generar juego para poder patear al arco.
La derrota frente a Vélez ya quedó atrás para el plantel de Rosario Central al menos pese a que las repercusiones de la misma aún resuenan en todas partes. No fue buena la puesta en escena en Liniers y por ello el cuerpo técnico busca variantes y alternativas más allá del plus que genera volver a jugar en el Gigante de Arroyito luego de una minigira como visitante que tuvo paradas en el Coloso Marcelo Bielsa (victoria 1-0), el Palacio Tomás Adolfo Ducó (perdió 2-0) y el José Amalfitani (derrota 1-0).
En estos tres encuentros Russo cambió tanto de nombres como de esquemas tácticos sin resultado alguno. La victoria frente a Newell’s en el parque Independencia tiene más aristas psicológicas que futbolísticas y por lo tanto escapa un poco de este análisis. Es evidente que en este momento, donde los encargados de generar juego atraviesan un bajón en su rendimiento, el sistema que mejor le cae al equipo es el 4-4-2 siendo la mitad de la cancha el lugar clave a retocar.
El punto más bajo fue el primer tiempo frente a Huracán cuando el mediocampo quedó partido en dos y sumamente estático lo cual hizo que el equipo sea muy largo y que los jugadores del Globo tocaran como si fuesen el Manchester City y no el equipo lleno de problemas que realmente es. Contra Vélez se solucionaron esos inconvenientes puntuales pero la producción también fue floja ya que no pateó al arco rival ni una vez en el partido.
Tres cambios como mínimo
Russo está pensando en Maxi Lovera y Jaminton Campaz desde el arranque para enfrentar a los cordobeses. La teoría indica que entrarán en lugar de Elías Ocampo e Ignacio Malcorra para no tocar el 4-42 de los últimos partidos y que jueguen sobre la banda en lugar de ellos.
Otra alternativa sería la salida de Tobías Cervera y que quede Malcorra en cancha con lo cual el 4-4-2 se transformaría en un 4-3-1-2 con Nacho flotando como un enganche, con Maxi acompañando a Abel Hérnández y con Jonatan Gómez y el Bicho jugando sobre los costados.
Claro que también Miguel puede volver al 4-2-3-1 con Jonatan Gómez jugando a la par de Kevin Ortíz o Franco Ibarra y con Lovera, Malcorra y Campaz por delante de ellos para abastecer a la Joya. En todos los casos Carlos Quintana recuperaría su lugar al superar el cuadro febril que lo marginó del partido frente a Vélez en Liniers.
En el Gigante se impone
El Canalla tiene un largo invicto como local de treinta y un encuentros y está a sólo dos partidos de alcanzar la marca histórica del equipo dirigido por Carlos Griguol con treinta y tres partidos sin conocer la derrota como local entre 1973 y 1975. Sin dudas que la campaña realizada en el Gigante de Arroyito catapultó al equipo a los primeros lugares en su zona y clasificar a los playoffs para conseguir el título en la Copa de la Liga 2023.
El club cordobés es uno de los protagonistas de la zona A y tiene grandes chances de clasificarse a las instancias finales de la Copa de la Liga, lo cual lo convierte en un rival muy peligroso. Miguelo lo sabe muy bien (es admirable la calma que tiene a la hora de responder preguntas) y por eso no descuida ningún detalle.
Jugar en su estadio le da un extra muy importante al Canalla. La puesta en escena en Arroyito difiere enormemente de lo que se ve cuando debe visitar a sus rivales. El estado de la cancha mejora día a día y eso ayuda para que sus jugadores más aptos recuperen la confianza. Patear al arco rival es muy importante (Central lo hizo en una sola ocasión durante los tres partidos que jugó fuera de casa) pero tan significativo como ello es volver a crear juego y ser un equipo peligroso. Ante Instituto tiene la oportunidad de comenzar a redimirse y comenzar una nueva etapa.
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Fotos: gentileza Prensa Rosario Central.
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