El doble cinco no está funcionando como el técnico pretende. Da la sensación de que Navarro e Ibarra se anulan mutuamente. Las soluciones son múltiples y dependen del entrenador.
Arrancaron con todo pero con el avance del torneo decayeron en su rendimiento. Lo que antes pareció una solución para potenciar el juego del equipo hoy da la sensación de que es un problema que Ariel Holan deberá corregir a la brevedad para poder enfrentar los playoffs con determinación y serenidad.
Rosario Central comenzó el torneo de mayor a menor y si bien jugó seis de sus nueve partidos en condición de visitante, de los cuales ganó dos (contra Godoy Cruz y frente a Newell’s Old Boys), es imposible negar que el equipo perdió el brillo futbolístico que tuvo en las primeras fechas cuando era un equipo agresivo que superaba a sus rivales.
Esa buena imagen que dejó el Canalla se correspondía con otro dibujo táctico donde Franco Ibarra era el único volante central, algo que cambió desde el ingreso de Federico Navarro para complementar a Cachete en la contención. La idea de Holan al pasar del 4-3-3/4-1-4-1 al 4-2-3-1 era poder liberar de funciones defensivas a Nacho Malcorra y Leandro Campaz, hecho que sucedió parcialmente en los siguientes encuentros.
La Acadé está muy fuerte defensivamente siendo uno de los equipos que menos goles recibió en el campeonato (Fatu tuvo que ir apenas cuatro veces a sacar la pelota de adentro del arco) y en ese rol cumplieron con creces tanto Navarro como Ibarra aunque tienen algunas responsabilidades en los partidos frente a Newell’s Old Boys, Boca Juniors y Talleres.
En el clásico retrocedieron demasiado (la orden implícita de Holan era esa al realizar el cambio de Bravo por Campaz) y por eso Ever Banega no tuvo problemas para sacar un auténtico misil y descontar. Contra el Xeneize no ganaron una pelota ni un rebote (todas las divididas se las llevaban los hombres de Boca) durante cincuenta minutos aunque tampoco fueron favorecidos por el planteo inicial de Holan. Frente a Talleres les costó muchísimo hacer pie y dejaron en claro que, al revés de lo que todos pensaban, se anulan.
¿La solución es cambiar el esquema y volver a jugar con un solo volante central? No necesariamente, por allí Holan deberá revisar la manera en que se paran dentro de la cancha (siempre Ibarra lo hace más adelantado que Navarro) y comenzar a tratar de corregir sin tocar demasiado. Es la posibilidad más lógica antes de recurrir a una cirugía mayor que demandará más tiempo con los playoffs a la vuelta de la esquina.
Las otras opciones pasan por un cambio de esquema y volver a jugar con dos delanteros cuando Agustín Módica esté listo (¿Copetti de volante por derecha o como segundo atacante haciendo el trabajo sucio para que el Pichi marque goles?). El paréntesis por las eliminatorias le viene bárbaro a Central para trabajar en la parte física (el equipo se queda sin aire en los últimos veinte minutos de cada partido)

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Fotos: gentileza Prensa Rosario Central
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