Ángel Di María regresó al fútbol argentino mostrando un gran nivel, mejor de lo que esperaban los más optimistas. Ahora el hincha si se siente identificado con él ya que defiende a Central por sobre todas las cosas.
Cumplió con su promesa y volvió para vestir la camiseta del club de sus amores. Esta vuelta de Fideo a nuestro fútbol encierra miles de aristas y recovecos para tratar de analizar y/o disfrutar. Porque la indiferencia del hincha en un principio fue mutando en reconocimiento y admiración.
Lo sucedido en el 2024, cuando se frustró su vuelta por las amenazas que recibió, provocó una grieta con el hincha que parecía insalvable. Fideo no dijo absolutamente nada durante todo ese tiempo dedicándose a cumplir su contrato con el Benfica. La selección ya formaba parte del pasado y Central significaba un sueño imposible de realizar, al menos para el pueblo Canalla.
La manera en que se dio la vuelta trajo alegría por un lado y preocupación por otro ya que se saben de memoria sus cualidades técnicas pero se tenían dudas sobre su estado físico debido a que había sufrido cuatro desgarros en el primer semestre del 2025. Repasando, las dudas eran dos: la relación con la gente y su condición física. ¿Y como se resolvieron estas cuestiones?
- Su vínculo con los hinchas era muy complejo ya que no se lo dejaba de reconocer como un gran futbolista pero se sentían dolidos y traicionados porque no había regresado en esa oportunidad. Pese a eso, hubo un claro indicio de que soplaban nuevos vientos cuando la camiseta de Rosario Central se comenzó a vender con el número 11 y su nombre en la espalda mientras Angelito estaba en el Mundial de Clubes.
- Los interrogantes sobre su estado físico se disiparon rápidamente durante la última competencia en la cual se calzó la camiseta del Benfica. En el MdC se lo vio en gran forma tanto física como futbolística, sólo quedaba verlo con la camiseta de Central.
Faltaba despejar la última duda, ¿se readaptaría velozmente al fútbol argentino? Los primeros cinco partidos los jugó como pidiendo permiso sobre la banda derecha y mirando de reojo. No se lo vio cómodo sobre el costado pese a que en ese lugar jugó la mayor parte de su carrera. Ni hablar de como lo molieron a patadas en esos encuentros con árbitros que no lo cuidaron.
Ariel Holan agotó las posibilidades para que el equipo funcione con Fideo como extremo hasta que decidió hacer cirugía mayor: afuera Navarro, Malcorra retrocede para formar el doble cinco con Franco Ibarra y Di María se para como enganche jugando por donde tiene ganas. Crea, juega, arma, asiste y define desde cualquier sector de la cancha.
¿Resultado? Todos los fines de semana el número 11 da clases en vivo y en directo sobre como se debe jugar al fútbol ayudando a elevar notablemente el rendimiento de sus compañeros. Ni hablar de las dos joyas que le regaló al mundo auriazul: el golazo de tiro libre a Newell’s Old Boys y el gol olímpico a Boca Juniors, dos momentazos que quedarán grabados a fuego en la memoria colectiva canalla.
Y faltaba la frutilla del postre: sus declaraciones. Angelito siempre fue muy cuidadoso para hablar a lo largo de su carrera, ni siquiera levantó la voz para protestar cuando el periodismo porteñocéntrico lo liquidaba debido a la falta de títulos de la selección (como sí el hubiera sido el único culpable).
Todo eso cambió ahora ya que declara como un hincha de Central y no como un futbolista de élite que deba cuidar las formas. En ese aspecto está más parecido a Diego que a Messi y literalmente no le importa nada. En la conferencia de prensa post clásico para los medios rosarinos expuso a todos los medios de Buenos Aires sin nombrarlos.
Los hinchas están viviendo un momento histórico y único en la historia de Rosario Central, que un campeón del mundo vigente juegue con la camiseta del Canalla. Que Fideo haya decidido escribir sobre el final de su carrera este capítulo vinculado a la Acadé es simplemente maravilloso y toca disfrutarlo. Mientras tanto, él seguirá rompiendo paredes.

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