El ex entrenador auriazul tuvo cinco etapas en su amado Rosario Central. Elegimos tres momentos que cambiaron la historia de un club que estaba condenado a vivir sufriendo.
No es fácil hablar de Miguelo sabiendo que ya no está entre nosotros. O sí, si consideramos que sigue vivo en cada uno de nosotros. La historia entre Miguel Ángel Russo y Rosario Central es muy fuerte ya que hasta 1997 sus caminos no se habían cruzado nunca salvo como adversarios.
La figura del hombre surgido en Estudiantes de La Plata se va agigantando con el paso del tiempo ya que el hincha va tomando conciencia de su partida al mismo tiempo que observa la obra que dejó en el club que adoptó como propio. Lo que empezó como un trabajo más se transformó en una historia de amor eterna e incondicional.
Fueron nada menos que cinco ciclos siendo el entrenador que más veces dirigió a Central siendo superado únicamente por el también legendario Ángel Tulio Zof. Miguelo dirigió al Canalla en 301 oportunidades mientras que el Viejo lo hizo en 879 ocasiones.
Llegó al club por primera vez en julio de 1997 mientras que se despidió del banco de suplentes en julio del 2024 aunque siguió vinculado a la institución. La ovación con la que fue recibido en su última visita al Gigante de Arroyito dirigiendo a Boca Juniors fue conmovedora e inolvidable.
Sus acciones positivas en la institución de Arroyito fueron muchas y muy recordadas, pero me voy a quedar con tres hechos fundamentales que ayudan a comprender este hermoso presente que está viviendo el Canalla ya que sin ellos el mismo sería muy diferente al momento que se está atravesando.

Volver a primera y estabilizar al club
El cuarto ciclo de Miguel en Central fue extremadamente complejo ya que tenía una doble misión: ascender al equipo como primera medida y mantenerlo en la máxima divisional al año siguiente, una meta complicada de cumplir para la mayoría de los clubes que recién ascienden.
Su paso por la B Nacional no fue sencillo (hasta hubo un ultimátum antes del partido frente a Defensa y Justicia por la primera rueda), pero una vez que los jugadores captaron la idea, Central fue imparable. El momento de desahogo llegó la noche del 19 de mayo de 2013 en Jujuy donde la Acadé vapuleó 3-0 a Gimnasia y Esgrima con un hack trick inolvidable de Javier Toledo.
Quedaba el paso más difícil, estabilizar al equipo en primera, un hecho muy difícil de lograr ya que el salto de una categoría a otra es enorme y a quienes vienen de la B Nacional les cuesta mucho encontrar la regularidad necesaria para sacar los puntos que los dejen en la A.
Sin embargo Miguelón lo hizo ya que no sólo sacó la cantidad de puntos suficientes para salvarse del descenso, sino que logró clasificar a la Copa Sudamericana. Y de yapa llegó a la final de la Copa Argentina 2014 que el Canalla perdió por penales ante Huracán. Todo lo hizo con un plantel al cual no le sobraba jerarquía, pero sí amor propio.

El hacedor de este presente
Su quinto ciclo sentó las bases de la nueva realidad que vive Rosario Central. Las ideas de Miguel para que Central marche a su destino de grandeza fueron apoyadas y compartidas por el presidente Gonzalo Belloso. Nuevamente Miguel venía a sacar puntos para evitar el descenso y terminó festejando un campeonato.
Una de las medidas más llamativas (y que deben ser la norma y no la excepción) que se tomó fue no desmantelar el plantel campeón para seguir jerarquizándolo, algo similar a lo ocurrido con los planteles campeones de los Nacionales 1971 y 73. Ese simple hecho le permite a la Acadé gozar de una las mejores plantillas del fútbol argentino. Y parece que es una política que llegó para quedarse.
Tuvo la grandeza de decir hasta aquí llegué cuando vio que ya no podía enderezar el rumbo y decidió dar un paso al costado. Miguel es sinónimo de excelencia, competencia, inteligencia y coraje. Entre enero y febrero del 2024 lo encontré varias veces en el Gigante de Arroyito a las 3 de la tarde.
El diario de Central recién había nacido y yo iba a hacer notas sobre el avance de las obras mientras que Miguelo aparecía de la nada para mirar el estado del piso y a darle indicaciones a Ramoncito (el canchero que tiene el Gigante) mientras cursaba la enfermedad que se lo terminó llevando.

La paternidad en el clásico
Russo dirigió a Central en doce clásicos en veintisiete años. Ganó siete, empató cinco y no perdió nunca. Miguelo tiene unas estadísticas demoledoras ante la Lepra, además de haber sido protagonista del partido que la ciudad nunca olvidó y que marcó un antes y un después en la historia del clásico rosarino.
Miguel vivió un hecho único en su debut en el derby ya que el resultado puede resultar anecdótico (un inapelable 4-0) pero lo que hizo Newell’s Old Boys el 23 de noviembre de 1997 no olvidará jamás. El equipo dirigido en aquel entonces por Mario Nicasio Zanabria no tuvo mejor idea que abandonar antes que seguir recibiendo goles. La historia del día del abandono la cuento aquí.
La cuestión no terminó allí ya que en su cuarto ciclo como entrenador de la Acadé debió jugar tres encuentros frente a Newell’s con la presión de saber que necesitaba buenos resultados ante el mejor equipo de la Argentina en ese momento. Una derrota podía entorpecer todos los planes que tenía Miguel para estabilizar al club en primera.
El partido más difícil fue el primero que se jugó luego de tres años. Central tenía un equipo muy inferior al Newell’s (si la Lepra ganaba ese día se escapaba al bicampeonato) lo cual obligaba al técnico auriazul a ser creativo e inteligente para neutralizarlo. La historia de ese partido la podés leer acá.
Russo siempre debió afrontar clásicos de extrema complejidad y salió airoso en cada una de esas oportunidades. Tuvo partidos notables y otros no tanto, pero siempre supo lo que Central tenía que hacer para ganarle a su rival de toda la vida. La actualidad de este partido es ampliamente favorable para el Canalla, pero para que así sea Miguelo debió construir los cimientos. Y vaya si lo hizo bien…

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Excelente nota gonza. Volvió varios ciclos aún no saliendo campeón hasta el último y siempre el hincha lo amo’. Siempre puso central por encima de él . No cualquiera se juega el prestigio. Me quedo con la gran persona que fue y que fue amado por todo el mundo más allá de un logro deportivo.