El primer enfrentamiento entre Canallas y Leprosos luego del regreso de Central a primera dejó secuelas para ambos equipos que perduran hasta la actualidad. Newell’s era el campeón argentino y fue sorprendido por el planteo táctico de Russo y por la intensidad de los jugadores auriazules. David contra Goliat.
Se volvían a ver las caras luego de tres interminables años y medio donde Rosario Central debió sobrevivir al infierno de la B Nacional hasta que pudo lograr el ansiado ascenso que lo depositaba en primera mientras que Newell’s Old Boys venía de salir campeón con el equipazo dirigido por el Tata Martino y al cual Alfredo Berti llevaba tranquilamente al bicampeonato, un hecho inédito para un club del interior.
La lógica indicaba que la Lepra podía conseguir una victoria histórica en el Gigante de Arroyito ya que venía puntero, con un gran nivel futbolístico y su gran figura era nada menos que Maxi Rodríguez, quien había dejado Europa para volver a jugar en el club de sus amores.
Los hinchas de Central estaban resignados aunque en el fondo tenían una luz de esperanza de que el equipo tuviera una actuación digna de su historia. La empresa era casi imposible pero ningún partido se gana antes de jugarlo. ¿O sí? Y allí Newell’s cometió su primer error: su exceso de confianza (¿o de soberbia?) hizo que minimizara el encuentro y lo terminó pagando muy caro.
Las consecuencias de ello, creerse superiores a su oponente sin haber jugado el encuentro, sigue afectando a los diferentes planteles rojinegros y a sus hinchas hasta el día de hoy. Nadie en su sano juicio hubiese apostado un peso por el Canalla ya que Miguel Ángel Russo estaba haciendo malabares para estabilizar al equipo en la élite del fútbol argentino.
Rosario Central le llevaba una ventaja de ocho partidos en el historial a Newell’s Old Boys hasta ese momento. Sin embargo este partido fue el germen para que esa cifra se incrementase de manera por no gráfica y llegue hasta los dieciocho encuentros actuales. Esto tiene una explicación que va más allá de lo futbolístico ya que es muy difícil ganar doce partidos sobre veinte jugados en apenas diez años y medio.
Un equipo sorprendido
Eso fue Newell’s en la tarde del 19 de octubre de 2013 ya que la Lepra esperaba un partido donde Central no lo presionara ni lo atacara. El Canalla tapó a Cáceres, Casco y Pérez para que no pueda salir jugando con la pelota al pie (una característica distintiva de ese equipo) y que se viera obligado a tirar pelotazos largos a través de Víctor López y Gabriel Heinze que la defensa de Central contrarrestó fácilmente.
Luego de un primer tiempo de locos (ganaba la Acadé 2-1 con los goles de Alejandro Donatti y Hernán Encina mientras que Maxi Rodríguez había empatado) en el cual los dirigidos por Berti pasaron de la sorpresa a la incredulidad se vino una segunda parte donde primero la desesperación se apoderó del puntero del fútbol argentino para luego darle paso a la resignación. Todo ello en cuestión de minutos.
Newell’s no se recuperó jamás del inesperado golpe que recibió por parte de unos marginales y desharrapados futbolistas comandados por un estratega como Miguel Ángel Russo.
Alfredo Berti nunca imaginó un desarrollo como el que finalmente tuvo ese partido y a sus jugadores les faltó, producto de la sorpresa, de la impotencia y de la incredulidad, capacidad de reacción. A tal punto llegó la cuestión que Gabriel Heinze ninguneó la victoria de su rival con una frase que quedó en la historia: «mis objetivos son otros.»
Las consecuencias
Este partido afectó significativamente a ambos clubes aunque no de la misma manera porque las reacciones de uno y otro fueron (y son) las dos caras de una misma moneda. Newell’s Old Boys terminó perdiendo el campeonato de manera increíble ya que no pudo ganar ningún encuentro más en las siete fechas posteriores al clásico. Luego de eso peleó tímidamente algún que otro torneo pero nunca tuvo chances de coronarse.
Rosario Central se envalentonó y venció en once clásicos más, empató seis y perdió solamente dos. Llegó a jugar siete finales de las cuales ganó dos (Copa Argentina 2018 y Copa de la Liga 2023) y comenzó a pensar en grande: por un lado renovó su estadio y por el otro sueña con el regreso de Angelito Di María en julio.
Los efectos se siguen sintiendo hasta la actualidad ya que mientras Newell’s se siente apabullado y disminuido (desde este encuentro no se siente cómodo jugando el clásico) la Acadé se creé invencible. Y para jugar bien al fútbol, al igual que para todas las actividades de la vida, lo primero es creer en uno mismo.
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Fotos: gentileza Prensa Rosario Central
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Tal como lo contas , fui a ver el partido con mi nieto, tenia 12 años, yo le decia ,» mirá que lo mas probable es que NOB nos golee asi que tomalo con calma «la alegria fue inmensa.
Excelente nota Gonzalo!
Acabo de llegar a tu página de casualidad, por un comentario en X.
Desde ahora tú fiel seguidor.
Saludos
Muchas gracias Gustavo, me alegra mucho que te guste el blog. Saludos.
Muy bueno Gonzalo!