El Canalla no pudo con Fortaleza y perdió 3-1 en Brasil quedando eliminado de la Copa Sudamericana. Gran primer tiempo aunque el cansancio, las lesiones, la inoportuna salida de Malcorra y los cambios que no funcionaron sentenciaron la serie. Vojvoda lo ganó desde el banco.
Se terminó el sueño de conquistar América o al menos una parte de ella ya que Rosario Central quedó eliminado de la Copa Sudamericana al caer 3-1 ante Fortaleza en el Arena Castelão. Matías Lequi tuvo demasiados inconvenientes a la hora de armar el equipo debido a lesiones inoportunas en la previa, la gastroenterocolitis que padeció Enzo Copetti y la irresponsabilidad de Jaminton Campaz al hacerse amonestar por protestar en el partido de ida y perderse la revancha.
Claro que también hay responsabilidades por parte del entrenador ya que algunas decisiones que tomó son al menos cuestionables como la inclusión de Copetti al estar tan desmejorado físicamente o la temprana salida de Nacho Malcorra (no padecía ningún problema físico), el mejor generador de fútbol que tiene este equipo y dueño de una excelsa pegada que hacía falta a la hora de crear peligro en las cercanías del arco defendido por João Ricardo. Demasiadas ventajas para un equipo de la jerarquía de Fortaleza…
Yonny Gómez y Nacho se movieron en el primer tiempo a las espaldas del doble cinco que conformaban Pedro Augusto y Welison (Lovera jugó otro partido espantoso, y van…) siendo siempre respaldados por Franco Ibarra y Mauricio Martínez que presionaban arriba y generaban incomodidad en los volantes brasileños. El Canalla pasó un primer tiempo sin sobresaltos en materia defensiva aunque en ataque se veía a la legua que Enzo Copetti no estaba nada bien.
Una gastroenterocolitis totalmente inconveniente tuvo a maltraer al número 25 durante los últimos días y las dudas antes del partido estaban centradas en si la recuperación de Enzo le permitiría jugar en plenitud de condiciones físicas. La respuesta llegó sola alrededor de los 35 minutos del primer tiempo cuando el delantero se desplomó en el campo de juego debido al agotamiento y debilidad que padecía.
Enzo había hecho un gran trabajo conteniendo a los centrales de Fortaleza pero su cuerpo no estaba apto para una tarea de semejante intensidad. Ese desgaste le pasó factura a su maltercha condición física ya que sólo pudo jugar un tiempo y debió salir extenuado. ¿No era más conveniente jugar con Martínez Dupuy de entrada y que Copetti entre en los últimos veinticinco minutos?
La segunda parte fue totalmente diferente a la primera ya que Juan Pablo Vojvoda decidió reemplazar a sus volantes centrales porque habían dado demasiadas ventajas en el primer tiempo y no quería que su equipo pase sobresaltos. Arafue Pedro Augusto y Welison y adentro Hércules y Sasha que le imprimieron otro ritmo al partido al no dejar tan libres a Nacho y a Yonny con lo cual el Canalla se comenzó a replegar tímidamente y a defender en las cercanías del arco de Broun.
Ya no se podía parar el aluvión tricolor (atacó con más insistencia que inteligencia) y la Acadé ya no podía lentificar el juego ni pensar demasiado sus movimientos y sus hombres empezaron a correr detrás de la pelota ya que los rechazos de Mallo y Quintana parecían que rebotaban contra un frontón y la pelota volvía al área auriazul en menos de treinta segundos. Aun así, Facundo Mallo se las ingenió para capitalizar un tiro libre de Ignacio Malcorra y poner el 1-0 VAR mediante.
Enseguida lo empató Juan Martín Lucero y al ratito vino la segunda equivocación de Lequi en el partido, sacar a Malcorra. Nacho es un tipo que siempre preocupa a sus rivales y el hecho de sacarlo de la cancha era pensando en rearmar el equipo para llegar a los penales cuando el partido estaba empatado y faltaba media hora de juego, una eternidad. Allí se mezclan las cosas porque en ese instante también debió salir Mallo por una contractura con lo cual Central se quedó sin dos de sus referentes prácticamente en la misma secuencia.
Lo que vino después ya fue una mezcla entre la tozudez del equipo de Vojvoda por dar vuelta el resultado y algunos errores productos del cansancio que terminaron definiendo el encuentro. El tanto de Pikachu (el 2-1) sentenció el encuentro porque Central ya no tenía argumentos físicos, tácticos y emocionales como para intentar hacer la heroica. El rendimiento de la Acadé se desplomó y nunca más pudo revertirlo.
Fortaleza dejó una mejor imagen en esta serie aunque no es ningún cuco como pretendían hacer creer. El equipo de Lequi peleó como pudo hasta donde pudo con armas nobles (no pegó ni una patada de más ni tampoco respondieron a las provocaciones de Kervin Andrade. Aceptó la leve superioridad de su rival con hidalguía. Ahora llegarán los tiempos de análisis, toma de decisiones y retoques en el plantel que deberá jugar una sola competencia. ¿Es el tiempo de Lequi? Eso es para otra nota…
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Fotos: gentileza Prensa Rosario Central
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