El 23 de noviembre de 1997 Rosario Central no sólo vapuleó a su rival con un contundente 4-0 que lo obligó a abandonar para no recibir más goles sino que también nació el romance eterno con Miguel Ángel Russo.
El 23 de noviembre de 1997 Rosario Central no sólo vapuleó a su rival con un contundente 4-0 que lo obligó a abandonar para no recibir más goles sino que también nació el romance eterno con Miguel Ángel Russo.