Rosario Central empató 1-1 con el Inter y avanzó merecidamente a los octavos de final de la Copa Sudamericana. Gran planteo de Russo. Franco Ibarra fue la figura acompañado por Mallo, Gómez y Caramelo Martínez.
La previa de esta serie indicaba que el conjunto brasileño era el favorito para avanzar a los octavos de final de la Copa Sudamericana más allá del bajo nivel que venía mostrando y porque el presente de la Acadé ra muy malo luego de haber quedado eliminado de la Copa Argentina por Barracas Central. En ninguno de los dos partidos jugados el Inter puso plasmar esa diferencia que tenía en los papeles y eso fue tanto por su propia impericia para generar juego como por la inteligencia y sacrificio mostrado por el Canalla para afrontar este duelo eliminatorio.
Central hizo lo que debía hacer: ganar en el Gigante de Arroyito y aguantar los primeros veinticinco minutos en el Beira-Río para jugar con la desesperación del rival. Y a eso le sumó un gran planteo táctico (prácticamente no tuvo fisuras ya que Broun no debió afrontar ningún mano a mano con sus rivales) y una entrega conmovedora como hacía rato no se veía en el primer equipo.
Central fue astuto para que Inter caiga en su trampa ya que lo único que pudo hacer el Colorado fue tirar centros desesperados al área que fueron despejados por Facundo Mallo y Carlos Quintana sin ninguna dificultad. El partido que jugó el central uruguayo es para pasarlo en pantalla gigante para que los más pibes aprendan como defender. No perdió ni una pelota por alto y menos que menos por abajo, ¿lo tendrá agendado Marcelo Bielsa para llevarlo a la selección uruguaya en un futuro no tan lejano?
En la mitad de la cancha estuvieron otros de los puntos altos del equipo ya que Franco Ibarra (cada día juega mejor y fue la figura del partido. Gonzalo Belloso va a tener que desembolsar cuatro millones de dólares para comprar su pase porque Cachete se convirtió en un jugador indispensable), Caramelo Martínez (pálido primer tiempo y una segunda etapa inolvidable) y Jonatan Gómez jugaron un partido descomunal y controlaron siempre a los hombres de Inter ya que les taparon todos los espacios y fueron criteriosos a la hora de manejar la pelota.
Adelante tanto Enzo Copetti como Marco Ruben se dedicaron más a presionar a los rivales para que no tengan salida tan clara que a dedicarse a jugar. Incluso en el gol de Central los únicos jugadores que partiparon fueron los cuatro defensores, toda una rareza: centro de Emanuel Coronel, el Pelado Quintana se la baja a Facundo Mallo y este se la abre a Gusa Sández para que fusile a Rochet. Golazo de Central y más desesperación para el Inter cuando aún no se habían cumplido los veinticinco minutos de juego.
Ese gol tuvo un impacto psicológico muy grande ya que fue el primer y único tiro al arco de la Acadé en el partido. Esto agrandó a Central y golpeó al equipo de Roger Machado. El Canalla pudo liquidarlo, pero estaba cómodo con la manera en la que se iba desarrollando el partido y se limitó a administrar la ventaja. No fue la mejor versión de Copetti y Ruben pero ambos fueron muy solidarios y útiles para el equipo, tácticamente jugaron un gran partido. Sólo les hace falta agarrar un poco más de ritmo para que marquen diferencias.
Luego de mucho trabajar Miguel Ángel Russo (cumplirá trescientos partidos dirigiendo al Canalla frente a Huracán) pudo enderezar el barco en apenas una semana. Ahora se viene Fortaleza por los octavos de final (será a mediados de agosto) pero antes el Canalla deberá terminar de acomodarse en el Campeonato César Luis Menotti. La buena noticia no es sólo que Central superó a un rival durísimo sino que está logrando vencer a sus propios demonios.
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Fotos: gentileza Prensa Rosario Central
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