
La endeblez defensiva del conjunto sanjuanino invita a soñar con sacar a uno de los volantes centrales para que Enzo Copetti acompañe a Alejo Véliz en la delantera. ¿Se rompe el equilibrio del equipo?
El Verdinegro tiene objetivos muy diferentes a los que posee Rosario Central. Mientras uno lucha a destajo por mantenerse en primera, el otro sueña con sumar su octava estrella profesional de la mano de Ángel Di María. Este sábado se cruzarán en un Gigante de Arroyito colmado por cincuenta mil almas y el interrogante que figura en el título surge solo.
La Acadé no jugó bien sus primeros dos partidos pero la cosecha de puntos no se detuvo en ningún momento. Se cuestiona mínimamente el rendimiento, no los resultados ya que es una verdad de Perogrullo decir que Central se muestra estancado en su juego pese a la presencia estelar, al menos desde el nombre, de Ángel Di María.
Claro que Fideo está jugando su propio campeonato como lo es la readaptación a un fútbol argentino donde lo muelen a patadas todos los fines de semana. Angelito está muy motivado, su calidad está intacta y el cuerpo le está respondiendo muy bien así que más temprano que tarde comenzará a brillar en nuestras canchas.
La tentación que sienten los hinchas por romper el dibujo táctico que utiliza Ariel Holan es demasiado grande aunque el entrenador fue muy claro al respecto luego del empate ante Godoy Cruz:
«Lo aviso desde ahora para que todos sepan: los dos únicos sistemas tácticos que voy a usar a lo largo del torneo son el 4-3-3 y el 4-2-3-1»
Esta declaración del técnico anula automáticamente cualquier otra opción de jugar con dos delanteros de arranque. Holan sabe que romper el doble en un encuentro tan traicionero como este puede ser un problema. Una cosa es que San Martín de San Juan sea un equipo débil (lo cual no implica que pueda ocasionarle problemas a Central) y otra muy distinta es ser inocente y poner hombres de ataque a lo pavote que se terminarán chocando entre sí.
El doble cinco debe seguir funcionando ya que Central ataca casi siempre con cinco/seis jugadores: a Di María, Malcorra, Cantizano y Véliz hay que sumarle Enzo Giménez o Gusa Sández que en algunas ocasiones terminan subiendo los dos. Los espacios que dejan estos jugadores deben ser cubiertos por el doble cinco, de allí la importancia de mantener a Navarro e Ibarra en cancha.
Romper inocentemente el doble cinco puede ocasionarle grandes problemas a Central ya que puede descompensarse fácilmente debido a la voracidad en ataque que demuestra siempre y que puede agarrarlo mal parado. Por eso la mejor receta para buscar el partido es jugar con Navarro e Ibarra para que Fideo, nacho Cantizano y el Heredero puedan marcar la diferencia, que al fin de cuentas es lo único que importa.

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