El entrenador de Rosario Central cumplirá ese número de encuentros dirigiendo al Canalla en el partido frente a Huracán. Este es su quinto ciclo en el club. El momento exacto en que su trabajo se convirtió en idolatría para la hinchada auriazul.
Este quinto ciclo de Miguel Ángel Russo en Rosario Central está atravesado por la emoción, por el título que finalmente ganó conduciendo al Canalla y por el reconocimiento eterno del pueblo auriazul. Seguramente no pensaba en ninguna de estas cosas cuando decidió aceptar la propuesta de Gonzalo Belloso para hacerse cargo del plantel de la Acadé a principios del 2023 en medio de un momento complicado para la Acadé donde el temido descenso asomaba más como una realidad concreta que como una posibilidad lejana.
El carismático entrenador cumplirá trescientos partidos dirigiendo a Central cuando se siente en el banco de suplentes frente a Huracán por la octava fecha del Campeonato César Luis Menotti siendo solamente superado por el legendario Ángel Tulio Zof que dirigió al Canalla en 608 ocasiones repartidas en ocho ciclos diferentes. La diferencia sustancial entre ambos, más allá de que el Viejo militaba en una escuela futbolística totalmente diferente al juego que pregona Miguel, radica en que Russo es un emblema de Estudiantes de La Plata.
Haciendo un repaso histórico no hubo un entrenador surgido en otro club que haya generado la idolatría y veneración que genera Russo. Miguel Ignomiriello (fue quien armó la estructura de inferiores que desembocaron en los títulos de 1971 y 73), el Feo Labruna (técnico del equipo campeón del Nacional 71) y Pedro Marchetta (condujo a Los pitufos de 1985 de nuevo a primera) fueron muy importantes para el Canalla y despertaron admiración y respeto, pero no la pasión que produce Miguelo.
Los casos de Carlos Griguol y el Chacho Coudet son distintos a los nombrados más arriba pero son idénticos entre sí ya que ambos fueron jugadores del club antes de calzarse el buzo de entrenador. Miguel no tiene nada que lo una a Rosario Central en su pasado como futbolista o entrenador hasta el 23 de noviembre de 1997 ya que ese día su vida y la de los hinchas de la Acadé cambiaron para siempre.
Lo que era un trabajo más en su curriculum como entrenador se transformó en amor incondicional por el club. Ese día Miguel entendió lo que era el mundo Central y quedó definitivamente atrapado por el mismo. Esa es la razón por la cual siempre estuvo cuando lo fueron a buscar: para zafar del descenso en el 2003 (¿qué hubiese pasado con ese equipo si no vendían ni al Chelito Delgado ni a Lucho Figueroa?), para jugar la promoción en el 2009, para ascender en el 2013 luego de jugar tres años en la B Nacional y para sacar a Central del pozo en el 2023 con un título impensado bajo el brazo.
Miguel cumple trescientos partidos dirigiendo a Rosario Central. Anteriormente ya se había transformado en una leyenda para el club de Arroyito. Si Aldo Pedro Poy es el papá de Newell’s Old Boys, ¿entonces que es Russo? Mínimamente el abuelo ya que dirigió a Central en doce clásicos con un saldo de siete triunfos, cinco empates y ninguna derrota. Ahora viene el tiempo del reconocimiento, ¡disfrutalo Miguelo!
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Fotos: gentileza Prensa Rosario Central
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