
El regreso de Fideo al fútbol argentino no transita por un lecho de rosas. Los árbitros no lo cuidan y dejan que le peguen impunemente.
Los rivales no lo marcan, salen directamente a cazarlo desde el mismo comienzo del partido para que no pueda marcar diferencias y los jueces permiten ese juego brusco sin ponerse colorados. La vuelta de Fideo al club de sus amores no es un cuento de hadas precisamente. Y no por culpa de él. ¿O sí?
La calidad de Fideo se percibe en el aire aún sin poder demostrarla cabalmente. Con solo verlo parar una pelota, observar sus movimientos y mirar donde se ubica se nota que es un jugador muy diferente a la media del player argento. Por algo jugó tanto tiempo en equipos top de Europa, claro que ese palmarés de poco y nada sirve en un futbol como el nuestro que se muestra tan competitivo y tan afecto a realizarle homenajes permanentes a la lucha grecorromana…
Desde hace unos cuantos años el nivel del balompié criollo viene en picada en cuanto a calidad. Y cada vez que un campeón del mundo regresa para jugar aquí, todo termina mal ya que nunca pueden marcar las diferencias que se esperan de ellos. Y en el caso de Di María es peor porque es uno de los cinco jugadores más importantes de la historia de la selección argentina y por lo tanto se espera otra cosa de él como de los encargados de impartir (in)justicia dentro de un campo de juego.
Poco quedó de la gran imagen de Fideo que se vio en el Mundial de Clubes ya que ahora vive rodando por el suelo ante la marca de sus rivales y la anuencia de los árbitros, se muestra fastidiado ante cada golpe y protesta con razón ante la inacción de los jueces para cuidarlo. El siga siga de Pancho Lamolina en su máximo esplendor…
En el partido frente a San Martín de San Juan ocurrió un hecho por demás llamativo e impropio de él ya que es un deportista ejemplar más allá de las estupideces que dicen algunos personajes mediáticos que no aportan nada a una discusión seria y que solo buscan instalar que Rosario Central es el equipo del poder, una falsedad que se puede refutar sin grandes esfuerzos intelectuales pero que hace un daño tremendo en redes sociales donde queda instalada esa idea.
En determinado momento del encuentro Fideo, totalmente ofuscado porque le estaban pegando excesivamente ante la pasividad de Ariel Penel, tiró un patadón desde el piso a Nicolás Watson. Por suerte para ambos jugadores el planchazo no llegó a destino. Penel se hizo olímpicamente el boludo y no le sacó tarjeta amarilla a Fideo aunque Franco Ibarra pagó los platos rotos y se llevó el cartón que le correspondía a Angelito mientras que el infractor no recibió ni siquiera una advertencia por parte del juez, sólo le faltó premiarlo en vivo y en directo…
Di María recibió veintitrés infracciones en tres partidos jugados según el recuento de este escriba aunque probablemente quedaron unas cuantas en el camino. No todos estos foules terminaron siendo cobrados por Pablo Dóvalo, Andrés Merlos y Ariel Penel. Estamos hablando de un promedio de ocho faltas por encuentro que le hacen a un solo jugador, un número altísimo incluso para el friccionado fútbol argentino.
Los casos más emblemáticos fueron el penal que Pablo Dóvalo ignoró ante Godoy Cruz y el pisotón de Vicente Poggi que era para expulsión y que para el árbitro sólo fue una circunstancia de juego. Cuando se habla de cuidar a la gran estrella del fútbol argentino me refiero a que no se puede permitir el uso del juego desleal como sistema táctico para frenar a Fideo sin pagar consecuencias por ello. Si los jueces amonestan de entrada entonces se termina el problema y los rivales de Central que buscar otro método para frenar a Angelito.
La dirigencia del club deberá hacer los reclamos pertinentes ante la AFA y la Liga Profesional para que esta situación no se repita en el futuro inmediato. Si la idea es vender El producto al exterior entonces una buena manera de atraer televidentes es frenando el juego brusco de una buena vez porque así se no lo venderán nadie. Central tiene que sacar provecho de esta situación para solicitar el fin del juego violento hacia su estrella. La única duda es si a Chiqui Tapia y compañía les interesa hacer algo o sí sólo les importan las fotos.

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Muy buena nota